Desde hace muchos años los organismos internacionales insisten en la necesidad de la transformación del currículo para responder a los desafíos de un mundo en constante cambio, pero las escuelas se resisten a él.

Por ello, nos plantearemos cómo tendría que ser ese nuevo currículo, cómo debería implantarse en los colegios y cuáles son los recursos que deben acompañarlo. Asimismo, veremos cuáles son las nuevas maneras de enseñarlo y evaluarlo, y qué desafíos de cambios profundos afrontan nuestras instituciones educativas para poder responder a todo ello. 

La neuroeducación ha invadido los discursos educativos referidos a la innovación. Las ciencias que estudian el cerebro humano han revolucionado los viejos principios sobre los cuales se han construido los sistemas educativos tradicionales. Las nuevas hipótesis que describen el funcionamiento de la mente están vinculadas a las metodologías activas que estimulan el aprendizaje profundo —desde las inteligencias múltiples hasta la estimulación de las funciones ejecutivas— y nos invitan a repensar cómo diseñamos las experiencias de aprendizaje que provocamos en las aulas. 

Todo parece indicar que vivimos tiempos de inquietud y zozobra educativa: ahora hay más estudios de pedagogía comparada que nunca y existen más pruebas de medición de los sistemas educativos que las que hubo jamás.
Asimismo, hoy en día vemos más teorías del aprendizaje que en toda la historia de la pedagogía; cada dos por tres surge una nueva propuesta metodológica o una nueva corriente didáctica.
También, hay instituciones, organismos internacionales, iniciativas filantrópicas, blogs, foros y gurús que debaten sobre una nueva educación. Además, existen colegios que implementan nuevos modelos revolucionarios.
Igualmente, todos los fines de semana hay charlas y conferencias que se llenan de profesores interesados en la inteligencia emocional o el aprendizaje basado en proyectos.
Se habla, se discute, se teoriza, se debate, se propone, se informa sobre educación más que nunca… ¿qué está pasando?

Para enfrentar un proceso de cambio es necesario ofrecer a las personas que conforman la institución educativa la oportunidad de cambiar su manera de pensar e interactuar. Esto requiere mucho compromiso, gran motivación y dedicación; sin embargo, es posible lograrlo. Muestra de ello son los procesos vividos por los docentes y directivos de los colegios San Agustín, Inmaculado Corazón y Santísimo Nombre de Jesús, quienes compartirán sus experiencias con los docentes que se encuentran tratando de lograr ese cambio.