El pasado jueves 20 de octubre, el reconocido autor de literatura infantil y juvenil Jorge Eslava Calvo recibió el Premio Casa de la Literatura Peruana 2022. En una entrevista con Santillana, Jorge nos contó cómo sus vivencias han forjado su camino dentro del mundo de la literatura. Desde el haber crecido en un ambiente de barrio en el distrito de Magdalena, hasta su ingreso a la Facultad de Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) y su posterior desenvolvimiento como docente en el colegio Los Reyes Rojos: todas sus experiencias, anécdotas y relaciones han ido encaminando su visión como escritor, donde fusiona diversas facetas que le permiten tener un gran radio de cobertura en el mundo de la literatura infantil.
“No es lo mismo escribir para un niño de tres años que para un niño de ocho. Hay segmentos muy marcados en la infancia”. Al respecto, Jorge sostiene que se puede trabajar casi cualquier tema dentro de la infancia y la juventud, pero no todo del mismo modo. “El niño tiene una mirada inquisidora y curiosa, eso lo incorporo en la historia junto a toda esa maquinaria que ya tengo como adulto. Lo que trato de hacer es incorporar la visión y los intereses del niño, y luego ir ecualizando la voz y el tema”.
A lo largo de los años, la perspectiva que Jorge les ha venido dando a sus relatos ha ido evolucionando. En un inicio, sus narraciones buscaban ser dinámicas, haciendo bastante énfasis en el sentido del humor. Ello lo hacía trabajando un lenguaje ligero y temáticas que llamen la atención de los niños, como la burla hacia los adultos. Sin embargo, a lo largo de la última década el autor se ha orientado a trabajar sobre aspectos sociales: los problemas que vemos todos los días.
“En el fondo, si bien la literatura es una extensión de la pedagogía, también tiene un papel formador. Nunca somos la misma persona después de un gran libro, nos deja una serie de fisuras, de preguntas”.
Durante la entrevista, Jorge detalló el proceso que sigue para crear el universo de sus historias:
“Creo que todo escritor, consciente o inconscientemente, tiene una forma de trabajar un texto, y esta forma varía de acuerdo con el género. No es lo mismo escribir un cuento o una novela que escribir un poema o un libreto para teatro. Cada uno de los géneros y cada uno de los escritores tiene su propio método.
Yo siempre que voy a hacer un libro investigo mucho. Si bien uno escribe sobre lo que conoce, uno siempre debe buscar conocer más. Hay que considerar que vas a situar a tus personajes en un contexto actual donde se usa otro lenguaje, las relaciones son diferentes e incluso los modales también cambian. Con cada tema con el que me involucre debo de ingresar con una enorme voracidad y mucha curiosidad. Por ejemplo, si voy a mencionar en algún caso algo referido al cultivo de la papa, indago; si voy a meterme al terreno de la artesanía, investigo: ¿Cómo es el proceso de hacer una pieza de cerámica o una talla de madera?
Por otro lado, necesito mucho silencio y mucho orden. Yo creo que uno empieza a escribir en el cerebro. Sentarse a escribir frente a la computadora es un segundo paso.
Por más programático que seamos como escritores, siempre habrá circunstancias o personajes que te van a jalar por otros caminos”